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El auge de las viviendas menos espaciosas y las pymes dan un impulso al negocio del alquiler de superficies para almacenar
Si no hay sitio en casa, hay que buscarlo fuera. La demanda de trasteros en alquiler sigue creciendo impulsada por los clientes particulares, especialmente desde hace un «par de años», según Alberto Borregón, presidente de la Asociación Española de Self Storage (AESS). «Empresas y autónomos son los que más han utilizado este servicio en los últimos años, y el particular es el que se está animando otra vez a alquilar».
«En mi casa tengo dos habitaciones y no tengo más espacio», dice Carlos López, usuario de uno de estos trasteros en Madrid. Lo tiene desde hace más de medio año. Antes usaba una habitación de su vivienda para almacenar las cosas, pero la familia creció con la llegada de un hijo y la falta de espacio se acentuó. La ecuación de pisos pequeños, más miembros en la unidad familiar y la imposibilidad de cambiar de vivienda por la crisis están detrás del incremento en el alquiler de trasteros. «Hace cuatro años la gente venía a preguntar porque tenía la necesidad de guardar unos muebles por una reforma o porque se iba a cambiar de casa», pero de esos solo terminaban volviendo «dos o uno», apunta Borregón, cuya empresa, Almacenes Mini, cuenta con tres centros en la Comunidad de Madrid. Ahora, dice, la mayoría de los que piden información, alquilan, ya sea para situaciones puntuales (obras) como «para descongestionar su casa».
El concepto de trastero ha cambiado y desde hace algunos años lo que se lleva es el alquiler de estos espacios a la carta. «Ahora se adaptan a las necesidades del cliente», puntualiza Alberto Sánchez, area manager de Bluespace en Madrid. «Tenemos todos los tamaños, todas las ubicaciones, es un trastero a la carta, que puedes cambiar», prosigue. Apunta otros motivos para el aumento de clientes, como la mayor movilidad: trabajos que cambian a los empleados de ciudad o incluso de país, o estudiantes que viven fuera de sus ciudades de origen y erasmus. Pero Sánchez también cree que el modelo de self storage es una vertiente más de un cambio de tendencia en nuestra forma de vivir y consumir. «Es una novedad para el particular que antes no conocía, como alquilar y compartir coche, que ha aparecido con la crisis». Ha contribuido a cambiar la mentalidad del «querer todo en propiedad», ya que al echar cuentas sale más rentable arrendar trastero, según Sánchez. Bluespace cifra el crecimiento de sus clientes particulares en un 5% con respecto a 2015.
La demanda de autónomos y pymes se mantiene estable, según Borregón, que considera que ven estos espacios de almacenaje como una «solución logística». Pero aquí también ha habido cambios. «En 2007, cuando abrimos, teníamos muchos clientes de la construcción y ahora hay un cambio hacia negocios online y a empresas de tamaño mediano o grande que se han ido quitando inmovilizado fijo y guardan aquí el material de sus comerciales», explica Javier Navarro, de Extraroom, que tiene tres centros entre Móstoles y Madrid.
Wildreamers, una tienda de ropa online, es uno de esos nuevos clientes nacidos en la red hace año y medio. Pero el despacho en la nube sigue necesitando de un espacio físico para almacenar el género y, por eso, sus dueñas, Laura Carranco y Ana Moreno, optaron por alquilar un trastero hace unos seis meses. Antes tenían uno «chiquitito» particular, pero no daban «abasto». Dicen que esta opción les «sale más rentable», porque les permite variar los metros en función de las necesidades del negocio y además cuentan con otros servicios, como dejar preparados los envíos para los clientes, puesto que el personal de la empresa de self storage se encarga de que el repartidor lo entregue. Esto también les permite poder tener una oficina más pequeña.
Precisamente estos servicios añadidos son los que más valoran las empresas y autónomos. «Muchas veces somos más un partner logístico», considera Ingrid Vives, operations manager de Bluespace, «porque les damos cualquier tipo de servicio: recogida y envío de paquetes, les guardamos las llaves para cuando vienen los transportistas…». Un 15% de los clientes de esta compañía son pymes; un 10% son grandes empresas, y un 5%, autónomos.
«Si recibo algo, no tengo que estar ahí, me lo recogen», lo que le «da libertad» a Javier Merino, vendedor de material deportivo autónomo. Por cosas como esta, hace cinco años se decantó por alquilar un trastero en San Fernando de Henares (Madrid) en lugar de optar por un almacén. Además, cuenta con espacio para carga y descarga, y no tiene que preocuparse por otros gastos añadidos, como la luz y la seguridad.
La celebración de ferias y congresos ha dado alegrías al sector en los «dos últimos años», según Vives, ya que durante esos días tanto los organizadores como los expositores contratan trasteros. El turismo en los meses de verano también incrementa el negocio en ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia. En julio y agosto, Bluespace tuvo un 10% más de demanda que en el mismo periodo en 2015.
Este 2016 se han abierto 30 nuevos centros de almacenaje en España, un 10% más que el año pasado, lo que suma un total de 330, según AESS. La asociación los cifraba en 250 a principios de 2015 y en 300 a comienzos de este año. La mitad de los nuevos espacios está en grandes centros urbanos.
La franquicia Necesito un Trastero es la que más ha inaugurado este año: nueve centros. La empresa nació hace tres años en Alicante, donde está la central, y empezó a franquiciar en 2015, aprovechando ese nicho de mercado, según explica su consejero delegado, Iván Maldonado. Hoy cuenta con 13 centros en nueve provincias y esperan cerrar el año con una facturación de un millón de euros y 20 delegaciones. «Nuestra prioridad a la hora de expandirnos son las ciudades que no tengan competencia». Sus clientes se reparten al 50% entre particulares y empresas. Otras firmas que han estrenado centros son: Central Trasteros (2), Lowbox (1), Box Infiniti (2) o Home Box, con su primer centro. También Bluespace ha abierto dos. Es la principal empresa del sector, con 31 centros propios y más de 20 asociados y una plantilla de 125 empleados. La compañía, que nació en 2002, facturó 20,7 millones de euros en 2015 y asegura que cuenta con una cuota de mercado superior al 50%. La empresa espera alcanzar los 50 centros propios en los próximos tres años. El self storage ha crecido un 6% este año en Europa, según el último estudio de la Federación Europea de Asociaciones de Self Storage, presentado este mes en Barcelona. España es el tercer país con mayor número de centros, con un 11,4%. El índice medio de ocupación ha pasado del 78% al 80% y en España se sitúa en el 74%. En cuanto al tipo de clientes, la media en Europa es un 33% de empresas, mientras que el resto son particulares. En España el mercado se reparte a partes iguales entre los dos perfiles, aunque en empresas como Bluespace, siete de cada diez clientes son ya particulares.
Artículo publicado en El País Digital el 14 de octubrte de 2016 https://elpais.com/economia/2016/10/14/actualidad/1476456336_757655.html